
Sentada sobre la cama, con las piernas cruzadas escuchando como repiquetean las gotas de lluvia contra mi ventana, se me ocurre pensar en ti. Pero no en este lugar, me apetece soñar con la playa, así, una tarde como hoy, de lluvia y frío. Paseando por la orilla con mi sudadera y las zapatillas en la mano, sentir las gotas de agua resbalar por mi cara, sentir el frío viento de levante en mis huesos, sentir el agua salada jugueteando entre los dedos de mis pies, y lo mas importante, sentir tu mano caliente agarrando mi cintura con suavidad. Un foco de calor en medio de todo ese frío, un calor que viene de ti, un calor puro de tu cuerpo, cargado de sentimientos. Pararnos al llegar al otro extremo de la orilla, mirarnos, y una vez más, besarnos. Pero esta vez bajo la impotente luna menguante rodeada de nubes, observándonos llenas de envidia, mirando desde la distancia el beso de dos personas enamoradas, bajo la lluvia, sin que les importe nada mas que la persona que tienen a su lado en ese momento, sin importarles nada mas que ellos mismos. Y darnos cuenta de que la luna nos sabe a poco, de que el mundo entero no nos vale, esa noche nos estaba pequeña., ¿recuerdas? No, no creo que lo recuerdes, si no me falla la memoria, todavía no lo hemos vivido.
